Elida Cano y su lucha contra el cáncer
Mi esposo y yo teníamos once años de feliz matrimonio, cinco de ellos los habíamos dedicado a tratar de procrear. A pesar de ser muy felices, fue agotador tratar de tener un hijo durante tanto tiempo.
Luego en 2013 ese momento inesperadamente se convirtió en nuestra realidad cuando me enteré de que por fin estaba embarazada. Mi esposo y yo, al igual que nuestras familias, estábamos eufóricos de que podríamos darle la bienvenida a este mundo a nuestro bebé por ahí del 14 de febrero de 2014.
Estaba emocionada de por fin estar embarazada, y aun así tenía planes de continuar con mi vida como hasta ese momento la había vivido. No por nada me llamaban “Conejito de Energizer”. Por lo menos así fue hasta que me diagnosticaron un embarazo de alto riesgo debido a una leve pérdida de proteína y a mis problemas de fertilidad, así que tuve que estar en reposo absoluto. Más o menos por ese tiempo el médico me notó algunos quistes en los ovarios, pero dijo que los examinaría después de dar a luz a mi hijo.
El reposo absoluto no bastó. Al poco tiempo la presión se me subió al punto de tener que ser internada en Advocate Sherman Hospital, y seguía perdiendo mucha proteína. Fue entonces que empecé a abogar por mí y a hacerme cargo de mi salud mientras estuve en el hospital.
El 23 de diciembre de 2013 tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia. Mi hijo nació pesando solo 2 libras con 10 onzas. Tuvo que permanecer en el NICU (Unidad de Cuidados Intensivos del Recién Nacido) de Sherman Hospital hasta casi finales de enero. Como mi bebé era intolerante a la lactosa empecé a darle exclusivamente leche materna. En mayo de 2015, me sentí una bola pequeña en el pecho izquierdo. Sabía que no era normal, pero mi médico primario supuso que se debía a la lactancia materna.
Pero después la bola se puso dura como una piedra, creció al tamaño de un limón y el pezón se empezó a invertir y su textura era como de cáscara de naranja. Esa semana el médico primario me realizó el primer examen de seno, y ya que tenía todos los síntomas típicos de cáncer de seno me urgieron a hacerme una mamografía y un ultrasonido de seno en Advocate Sherman Hospital.
A los 32 años tuve mi primera mamografía en la cual pude ver una masa negra justo encima de donde me había sentido la bola. Me dijeron que el tumor más grande que yo tenía medía entre 4 y 5 centímetros. Después de una biopsia y de una cita de seguimiento, me diagnosticaron con cáncer de seno en etapa IV metastásico.
Estaba devastada pero pensaba en mi hijo y cómo Dios hizo posible que yo tuviera a este bebé milagro. Habíamos luchado tanto por darle vida que yo supe entonces que lucharía por conservar la mía, por él.
Tuve entonces la motivación para iniciar mi lucha con todas mis posibilidades, pero las peores noticias todavía no llegaban. El Día de Acción de Gracias me hicieron una resonancia magnética que mostró una anormalidad alrededor del hígado y los ovarios. Después de hacerme una tomografía por emisión de positrones (PET en inglés) me informaron que el cáncer ya estaba también en los dos ovarios.
Mi batalla con el cáncer de seno y ovarios había iniciado.
Continuará: Elida Cano y su lucha contra el cáncer, Segunda parte: Tratamientos, cirugías y apoyo