Promoción de la recuperación y la esperanza como capellana pediátrica

Cuando nos llaman para orar, nos acercamos. En los momentos del final de la vida, estamos allí. Pero como capellanes, hacemos mucho más.

Como capellanes, contamos con capacitación especializada y rigurosos programas educativos que nos brindan las herramientas no solo para brindar atención espiritual, sino también apoyo emocional, mental y social.

Mi papel como capellana pediátrica y coordinadora de duelo en Advocate Children’s Hospital me permite continuar la atención del equipo interdisciplinario de un niño y brindar un nivel adicional de importancia y valor a su permanencia con nosotros. Nuestros pacientes necesitan saber que se los ve, se los valora y los ama en un entorno curativo. Promover la recuperación y la esperanza es fundamental para mi plan de atención.

Algunos días, brindo apoyo a los pacientes y sus familias a través de conversaciones y oraciones. Otros días, dibujamos, coloreamos o encontramos otras formas de ayudar a los niños a ser niños mientras están en el hospital. A veces, visito a pacientes nuevos. Otras veces, me reconecto con una familia que ha pasado un tiempo con nosotros.

Mi camino hacia la capellanía no fue fácil. Recuerdo momentos de mi vida en los que me enfrenté al machismo y al racismo debido a suposiciones sobre mi situación económica y educativa. Al celebrar el Mes de la Historia de la Mujer, recuerdo la cita de la prolífica poetisa y profesora Bell Hooks: “A veces, las personas tratan de destruirte, precisamente porque reconocen tu poder, no porque no lo vean, sino porque no quieren que exista”.

La realidad es que, al igual que muchas otras mujeres negras en el mundo y en el campo de la capellanía, nuestras experiencias vividas, nuestros amplios antecedentes académicos y el conocimiento de ser vistas a veces como “diferentes” han impulsado nuestra comprensión del cuidado de todos, sin importar la raza, el género o el credo.

Como mujer afroamericana con un título terminal, es fundamental no que solo comparta mi camino con los demás, sino que también les dé una mano a las personas que vienen detrás de mí. Mi madre, DaNita, mis abuelas Doris y Anna, y mi bisabuela Marie son inspiración para el trabajo de mi vida. Como líderes, educadoras y mujeres de fe profunda, no solo me animaron, sino que me apoyaron con su amor y sus oraciones colectivas. Si bien mis abuelas ya no están entre nosotros, me transmitieron su sólida fe, grandeza y participación en la comunidad.

Mi padre y mi madre siempre me animaron a ser mi mejor versión. Lo animo a que participe en todos los espacios y lugares siendo usted mismo. Nada más. Nada menos. No solo es un proveedor y promotor de la recuperación y la esperanza, sino también una luz de valentía y creatividad que el mundo necesita ver. Perfeccione la grandeza dentro de usted. Y siempre recuerde dar una mano a los demás en su propio camino.

La Rev. Christal Bell es capellana pediátrica y coordinadora de duelo en Advocate Children’s Hospital.